martes, 16 de noviembre de 2010

¿Por qué todo debe tener un nombre?




Mesa
Silla
Libro
Constipado
Papel
filosofía
Metafísica
Lagrimas
Dolor
Amor


¿De verdad sabemos a que hacen referencia todos estos nombres?

Hay personas que te dirán que todo nombre hace referencia a un objeto. Muy buena respuesta por su parte, pero ¿Qué objeto es un constipado, o el dolor, o el amor? No creo que todos los nombres deban nombrar a un objeto, tampoco creo que todo nombre tenga que nombrar algo concreto. ¿Por qué no ponerle nombre a algo, aunque no sepamos seguro que es? Por lo menos ese algo tendrá un nombre y aunque no terminemos de saber que es, si que podremos hacer referencia a él.

Habrá muchos que te digan que esto no es posible, que todo lo que tenga nombre, se convierte en concepto, y que todo concepto tiene su significado y su referencia concreta. Pero esto no es del todo así.

Con el lenguaje ocurre lo mismo que ocurre en la ciencia: tanto quiere abarcar que los detalles se los deja olvidados y estos detalles son los cimientos que luego no podrá explicar y por los que después se tendrá que adueñar de historias y leyendas ficticias (mitos) para hacer estos detalles reales y de esta forma poder terminar la tesis de una forma sólida y que no termine siendo como un queso de gruyere, tan llena de agujeros que se caiga por su propio peso.

Así, parece que los científicos o los lingüistas están haciendo trampas, pero no es así. Desgraciadamente la humanidad lleva sirviéndose de los mitos desde que se la puede concebir como tal. Esto parece inverosímil, ¿para qué va a necesitar la humanidad “mitos”?. Pues muy fácil. La humanidad necesita de los mitos porque hay situaciones y demás que no puede explicar y cuando no puede explicar algo le aplica algo de imaginación y se inventa una historia que cuadre y mantenga a la gente entretenida y habrá conseguido hacer de algo que no existía, porque no podía explicarse, algo que sí existe. El ejemplo mas grande lo tenemos en Grecia, que por ejemplo, como no sabían de donde venia la lluvia, ni todas las acciones y objetos que tienen que ver con el agua, se inventaron un ser divino, con forma de hombre y que tenia la capacidad de controlar el agua, y le llamaron Poseidón. La gente se mantenía entretenida ofreciéndole ofrendas y sacrificios para que hiciera caer agua del cielo o para que no se enfadase y arrasase Grecia con maremotos que se formaban al golpear este ser contra el agua. Luego, un físico descubrió que detrás de la lluvia no había ningún ser divino, y que los maremotos no se producían porque Poseidón se enfadase, pero mientras tanto esa fue la verdad que todos creyeron. Ahora sigue ocurriendo igual. Según Blumenberg –un gran estudioso del mito y con una original teoría sobre este–, gracias al mito, “la humanidad va perdiendo sus monstruos”, “se va convirtiendo en algo mas amable” y “se va acercando más a la necesidad del hombre por sentirse en el mundo como en su casa”. También nos dice que “una de las funciones del mito es conducir la indeterminación de lo ominoso a una concreción de nombres y hacer de lo inhóspito e inquietante algo que nos sea familiar y accesible”, o lo que es lo mismo, que el mito sirve para concretar lo nombres de las cosas misteriosas que aun no hemos llegado a conocer pero, que necesitamos utilizar, y hacer que lo no conocido y temible se convierta en algo que sencillo y comprensible para la gente.

Toda esta teoría es muchísimo más extensa y con muchos más conceptos pero creo que por hoy es suficiente, otro día hablare más sobre los mitos.

¿qué es un poema?

Unas cuantas palabras,
repartidas en versos,
con alguna rima inesperada.

Con que poco podemos describir un poema.
Aunque tres versos no son suficiente,
por que todo esto solo es la apariencia,
de un todo formado por componentes,
compuestos de sentimientos,
de odios y verdades,
de besos y resentimiento,
hasta de que al amanecer me acariciases.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Viaje a Imaginación


Sus flacos dedos rozaban las teclas una y otra vez de aquella antigualla que tanto llevaba con el. Cuantos ratos había pasado junto a ella, era su compañera de aventuras, de viajes por países lejanos, tan lejanos que hasta escapaban a su imaginación, o de los mil paseos por aquel parque en el que siempre había alguien que llamaba su atención con un gesto, una mirada, una palabra, una caricia, un beso entre jóvenes e ignorantes enamorados, absurdas riñas entre niños, etc. Había pasado tanto con aquella amiga, que no podía deshacerse de ella.
Sus hijos una y otra vez le habían atosigado enseñándole nuevos modelos, mas rápidos, mas precisos, con reguladores aquí y allá, con mejor colocación, que ocupaba menos espacio y rendía más, pero nada de esto había logrado convencerlo, ni siquiera un poco, para deshacerse de ella, eran tantos los recuerdos…
De pronto apareció él. Tan rápido como de costumbre. Su nieto, hijo de su hijo pequeño. Se parecía tanto a su padre cuando tenia su edad, los mismos ojos de asombro ante todo lo que le rodeaba, como si fuera la primera vez que lo veía, esos rizos rubios, que mas de alguna pelea le había costado a la madre que el niño los conservara. Con el niño no sabía si él cada vez iba más lento, o el niño había adquirido superpoderes y se trasladaba de habitación en habitación a la velocidad de la luz.
-¿Otra vez estas aquí pequeñajo?
-No me llames pequeñajo abuelo, ya soy grande. ¿Te acuerdas? Tengo superpoderes, y solo aparecen cuando te haces mayor, como a Superman.
-Ahí has estado rápido Daniel.-El abuelo le revolvió el pelo al niño, en señal de premio.-Aun no me has contestado, ¿Qué haces aquí?
-No se abuelo. Solo investigaba un poco.
-¿Qué investigabas?- Le gustaba conocer lo que hacia su nieto, era tan rica la imaginación de aquel niño, que siempre dejaba fascinado al abuelo.
-Pues es que…la verdad…-el niño miraba al suelo, evitaba la mirada del abuelo, quería saber algo, pero no sabia como decírselo.
-Vamos Daniel, sabes que nunca digo nada sobre tus misiones, son alto secreto-y levantando la mano derecha- prometo que nadie sabrá nada de esta misión.-A veces el abuelo se metía mas en el papel que el nieto. Le encantaba hablar con su nieto.
-Es que…abuelo…tu… ¿en que trabajas?-El abuelo comenzó a reír y el nieto avergonzado bajo la mirada.
-Daniel, cariño, yo soy escritor.
-¿Escritor? ¿Qué es eso?
-Un escritor es la persona que escribe.
-Pero abuelo, yo también escribo en el cole, ¿soy escritor como tu?-El niño miro ilusionado a su abuelo, lo admiraba tanto… Él era la persona que más historias le contaba, le hablaba de amigos que tenia por todo el mundo, detectives, policias, príncipes, grandes pintores, personas que habían estado con él en sus viajes. También le había contado historias sobre piratas, y asesinos que había conseguido encerrar ayudando a la policía, e historias de superhéroes, las que más le gustaban a Daniel.
-Bueno de alguna manera. Daniel, ¿Te acuerdas de todas las historias que te cuento?
-De todas, de todas, no.-El abuelo volvió a sonreír.
-Daniel yo soy escritor porque escribo esas historias. ¿Lo has entendido?
-Si. Tu trabajo es escribir las aventuras con tus amigos, esas que tuviste cuando eras mas joven.
-No exactamente. Daniel yo nunca he viajado.
-Ah, ¿no? ¿Y como conoces a los superhéroes, y al detective Warlock, y a aquel pirata, ese que te quiso cortar la pierna para ponerte una pata de palo?
-Los conozco igual que los conoces tú. Porque ellos están en mi imaginación.
-¿Imaginación? ¿Qué es eso? ¿Y donde esta?- el niño empezó a mirarse y a mirar a su abuelo a ver si encontraba algo en común que le dijera que era aquello de lo que hablaba su abuelo.
-Daniel cariño, la imaginación esta dentro de ti, en tu cabeza.- Los ojos del niño se abrieron como platos, aquello que no sabia lo que era estaba en su cabeza.
-¿En mi cabeza? Pero…pero…
-Tranquilo Daniel, la imaginación no es mala, allí es el lugar donde viven todas aquellas personas de las que te hablo en mis cuentos. La imaginación es un gran planeta, como los de los extraterrestres, y allí viven todas las personas, los animales y las cosas, que las personas, como tú y yo, los escritores, nos inventamos.
-Abuelo y, ¿esas personas vienen a visitarte?
-No querido Daniel, yo solo puedo estar con ellos cuando voy a La Imaginación.
-Abuelo, abuelo y, ¿puedo ir contigo la próxima vez que vayas?
-Por supuesto cariño. ¿Quieres que hagamos un pequeño viaje antes de la comida?- Adolfo olía perfectamente el arroz en caldo de su mujer, sabia que en breve los llamaría para ir a comer.
-¿Tan rápido se va a la imaginación?
-Si, Daniel. Tu solo tienes que cerrar los ojos, sin abrirlos y escuchar al abuelo, ya veras como pronto veras Imaginación.
-Solo cerrar los ojos y escucharte ¿no?
-Si.
Daniel cerró los ojos, tan fuerte como pudo. De pronto el abuelo empezó a teclear en su cansada maquina de escribir, su billete hacía Imaginación. Y empezó a leer.
-Érase una vez, un pequeño pueblo de Imaginación, en el que había una pequeña casa. En ella vivía un niño, de pelo rizado y rubio. Su nombre era Daniel.-Daniel pegó un respingo en el regazo de su abuelo. Era él. Estaba en Imaginación. Una sonrisa enorme invadió su cara-Daniel era un niño con poderes, iba de un sitio a otro, tan rápido que nadie lo veía moverse…-El abuelo siguió con el cuento, hasta que la abuela grito desde la cocina.
-¡Daniel, Adolfo! ¡La comida esta hecha!
Daniel abrió los ojos y miro a su abuelo.
-Daniel vámonos a comer, luego volveremos a imaginación, ¿vale?
-¡Si!
El niño salto al suelo y salio de la habitación dando saltos y brincos de un lado a otro, como peleando con monstruos invisibles que no podían verle de lo rápido que iba. Adolfo, bastante más despacio, salio andando, ayudado de su inseparable bastón. La abuela los esperaba sentada en la mesa.
-Pero, bueno chicos ¿Qué estabais haciendo? Se va a enfriar la comida?
El niño miro al abuelo deseoso de contar el viaje, y el abuelo le devolvió movió la cabeza hacia abajo y sonrió. Daniel miro a su abuela entusiasmado.
-Hemos viajado a Imaginación.

martes, 9 de noviembre de 2010

escribiendo


Como duele el no escribir. Se que muchas veces lo he dicho, pero no creo que la gente entienda porque es tan importante para mi el escribir.
Para mi escribir es como organizar la habitación, si la tengo ordenada encuentro las cosas, se donde esta cada cosa, y lo que hay o no en la habitación.
Pues en mi cabeza pasa igual: cuando escribo se organiza todo, conozco lo que siento y por quien lo siento, se si existe algún sentimiento hacia alguien, lo reconozco y lo asumo, lo desenmascaro, aunque sea en mi interior, o en un poema insignificante para la demás gente, pero que yo se su verdadero significado. Porque ese es el verdadero fin de escribir: coger el caos que puebla tu mente y organizarlo de tal manera que puedas escribirlo, no es fácil, al revés, cuesta tanto como el descubrir si tienes un sentimiento y este es totalmente verdadero.
Es complicado plasmar con palabras un sentimiento, básicamente porque la mayoría de las palabras se quedan cortas para describir lo que sientes, de ahí que los poetas seamos muy dados a utilizar juegos lingüísticos, metáforas, todo tipo de adjetivos, variaciones y demás.
Es complicado cuando de repente quieres contarle algo al papel y las palabras te traicionan, de repente te abandonan, te dejan solo, a la deriva y no sabes que hacer con nada. Que complicado es escribir lo que uno de verdad piensa, ya no por lo que pueda opinar de ti la gente sino porque en este mundo; en el que todo el mundo va corriendo a la máxima velocidad para encontrar lo que buscan, que generalmente es dinero, que no es que haya mucho en este momento; que alguien se pare a recapacitar sobre lo que siente y si eso es verdadero o no, o si puede escribirlo, la verdad es que no es nada común y prácticamente nadie lo valora. Nadie piensa que esto pueda llegar a convertirse en una profesión, lo dejan como un sueño que no se puede cumplir –convertirte en escritor, que gran tontería, eso no da de comer–, que yo tenga que forjarme un futuro alternativo, para en algún momento, en los ratos libres que tenga, pueda llegar a hacer lo que de verdad me gusta, ESCRIBIR. La verdad es que esta carrera me esta abriendo los ojos, ya no solo la mente, me esta ayudando a pensar que puedo llegar a conseguir lo que de verdad quiero en un futuro, convertirme en una escritora, que la gente lea lo que escribo y que de alguna forma les llegue a donde quiera llegarles.
Mi gran sueño, y que creo que estoy cada vez mas cerca de conseguirlo, es convertirme en una escritora, no estoy segura de lo que escribiré, si novelas romanticonas o tratados de filosofía, eso si, se que quiero seguir adelante con este sueño hasta conseguirlo y poder vivir de él. Se que aun me queda camino y que no va a ser fácil, que aun tendré que tirar muchas cosas, mas de las que crea medianamente mediocres, pero todo cuesta, y si no es así no terminas de valorarlo como debes, así que voy a seguir escribiendo y formándome para que algún día pueda llegar a hacer lo que verdaderamente quiero hacer.